Solaris es el nombre de una novela de ciencia ficción de Stanisław Lem cuyo argumento transcurre en el planeta homónimo, publicada en Varsovia (Polonia) en 1961. Se trata, sin duda, de la obra más conocida del autor, y ha sido adaptada al cine por el director soviético Nikolái Nirenburg (Solaris) en 1968, por el también soviético Andréi Tarkovski (Solaris) en 1972 y por el estadounidense Steven Soderbergh (Solaris) en 2002.
El estilo literario de esta novela se caracteriza por describir toda la acción desde el punto de vista del protagonista. En todo momento se trata de una descripción de los acontecimientos vividos por él, y contiene descripciones muy detalladas y vívidas de las escenas. Gran parte del libro no relata los sucesos en sí sino descripciones de investigaciones pasadas sobre el planeta en cuestión y demás detalles que no hacen a la historia en sí sino que completan la narración dando un carácter general más verosímil. Estos hechos hacen a la historia idónea para su adaptación al cine, donde no hay tiempo suficiente para un relato largo, ya que es posible eliminar todos estos detalles sin alterar la historia en sí.
La novela trata sobre los fútiles intentos de comunicarse con una inteligencia alienígena totalmente diferente a la humana, básicamente un gigantesco océano protoplasmático (saturado, pues, de substancias químicas disueltas) en un planeta de un sistema binario de estrellas, y el cual se presume tiene vida y, posiblemente, inteligencia. Empero, los intentos seculares por descifrar la conducta del extraño océano solo resultan en la clasificación de los fenómenos que en él se observan. Cuando los investigadores intentan ser más agresivos en su exploración del océano, este responde de forma inesperada y demuestra ser capaz de leer la mente de la tripulación que lo estudia y extraer de ella información sobre alguna persona que haya dejado un recuerdo muy poderoso, lo cual desnuda la personalidad de los investigadores humanos, sin decir nada de la del océano. Lem utiliza este argumento para hacer un profundo estudio de la psique humana, las relaciones afectivas y los límites del conocimiento científico.
La novela empieza con la llegada a Solaris del psicólogo Kris Kelvin, venido a esclarecer recientes problemas de conducta en la tripulación de la única estación de observación solariana. Pronto se percata de que las cosas no van bien, al notar el desorden y abandono de las instalaciones y la conducta errática de los dos tripulantes que sobreviven. El primero que ve, Snaut, lo recibe con miedo y recelo; y el segundo, Sartorius, rechaza salir de su laboratorio. El que debería ser el tercero, Gibarian, se había suicidado pocos días antes de su llegada. Snaut le advierte de manera críptica sobre "los visitantes". Para entender lo que les pasa a sus compañeros, Kelvin baraja hipótesis como la del envenenamiento por infiltración de la tóxica atmósfera del planeta.
Pronto Kris descubre que cosas realmente extrañas suceden en Solaris, al ver a personas que no deberían estar allí. Sin mucha dilación, aparece su propio visitante: al despertar de su primera noche de sueño, Harey, su mujer muerta por suicidio, aparece junto a él, sin recordar en apariencia nada más que su vida con Kelvin. Este, presa del pánico, la guía a un cohete, lo lanza y lo pone en órbita. Sin embargo, Harey regresa en poco tiempo, sin memoria de lo ocurrido. Kris nota que su "visitante" no se ve capaz de estar físicamente lejos de él y, cuando se le separa, ella, presa de un pánico inexplicable, adquiere una fuerza sobrehumana y rompe cualquier obstáculo físico que los separe.
Kris pasa rápidamente del pánico al estupor y del estupor a la resignación al ver cómo la falsa Harey se torna cada vez más humana, a pesar de ser una copia, y sin demasiada dificultad vuelve a enamorarse de ella. Sin embargo, esta pronto se percata de quién es realmente, y de quién no es, y trata de suicidarse de nuevo, pero falla, y se revela así que las creaciones solarianas son prácticamente indestructibles.
Una vez que Kris ha visto lo que sucede, Snaut y Sartorius están más dispuestos a hablar, puesto que al principio pensaban que quizá los tomaría por locos. Tratan en vano de hallar una explicación de lo que sucede, aunque ciertas cosas se aclaran: lo ocurrido parece ser respuesta a sus intentos de ser más proactivos en su exploración, al utilizar radiación intensa para intentar explorar el interior del océano. La respuesta demuestra que Solaris sí está vivo (se implica que había quienes dudaban que fuese así), y sí es "consciente" de la presencia humana. Los visitantes provienen del subconsciente de cada cual, lo que demuestra que Solaris los lee como un libro abierto. Lo que no saben es qué quiere decirles, o incluso si el concepto de "contacto" es siquiera aplicable entre dos formas de vida tan diferentes.
La novela describe que Solaris era un viejo misterio, al haberse descubierto más de un siglo antes de que Kris naciese, pero que sin embargo mantenía su enigma aún sin descifrar. La ciencia llamada «Solarística» tuvo un inicio, un apogeo y un declive, al ser casi imposible hallarle razón a la conducta de la colosal mente oceánica.
Kris comienza a elaborar la idea de nunca abandonar Solaris para así quedarse con la nueva Harey. Pero esta no se halla dispuesta a permitir que Kris se sacrifique de tal forma, y se ofrece de voluntaria en los intentos de los otros tripulantes para deshacerse de los visitantes, lo cual al final logran.
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