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Cita con Rama (Rendez-vous with Rama) es una novela de ciencia ficción escrita por Arthur C. Clarke en 1972. Es una de las obras más premiadas del género pues, entre otros, recibió en 1973 el premio Nébula y en 1974 el Hugo, Locus y John W. Campbell Memorial.

 

Por el rigor científico logrado por Clarke, esta novela se considera uno de los mejores ejemplos de la ciencia ficción dura. Posteriormente, con la ayuda de su habitual colaborador Gentry Lee, el autor continuó la trama en una serie de novelas: Rama II (1989), El jardín de Rama (1991) y Rama revelada (1993).

 

Tras el impacto de un asteroide en Italia a mediados del siglo XXI, la humanidad decidió estar preparada para detectar con antelación semejantes peligros, por lo que fabrica un avanzado sistema de detección temprana de asteroides que podrían acercarse al sistema solar. Gracias a este invento, se detecta un extraño asteroide, que parece venir de fuera del sistema solar y estar viajando a gran velocidad con rumbo rectilíneo, para luego atravesar el sistema solar. Cuando se encuentra más cerca del sistema solar, y después de haber recibido el nombre de Rama en honor al dios hindú del mismo nombre, se descubre que es perfectamente cilíndrico (50 km de largo, 10 de radio de las bases) y que tiene un movimiento de rotación muy rápido. Estas dos características llevan a la obvia conclusión de que es artificial y su creación se debe a una raza alienígena, y es posible interceptarlo a todo riesgo.

 

Para poder hacerlo con éxito, se envía a una de las naves disponibles ya para los viajes por el sistema solar, la más cercana, en misión de exploración del asteroide artificial y como embajadores en un posible contacto con los que viajan en el asteroide. Una vez interceptado el asteroide, la nave de exploración orbita sobre la base del cilindro que está delante en el movimiento de rotación y descubren 3 escotillas de apertura manual, totalmente iguales y dispuestas simétricamente sobre el círculo. Entran por una de ellas para descubrir que el interior de Rama está hueco y en absoluta oscuridad. Desde el lugar por el que ingresan al interior, el centro de esa cara del cilindro, se proyectan 3 escaleras (también simétricamente separadas 120 grados) y le llaman la planicie curvada, la cara interior de la curva del cilindro, que por efecto de la rotación del asteroide, permite tener una sensación de pseudogravedad.

 

Con potentes luces y sensores láser, consiguen explorar el interior del asteroide Rama desde su posición de ingreso en el eje del mismo, y encuentran que la planicie está dividida en dos por un ancho mar, también circular, y ahora congelado. La atmósfera dentro es muy ligera y compuesta por gases raros, deben permanecer con trajes espaciales de caminatas por el espacio, suministro de oxígeno y energía. Sobre la superficie existen estructuras parecidas a ciudades con edificios abandonados, y 3 largos valles longitudinales con el cilindro, dispuestos también con simetría a lo largo de la planicie. Tiene una isla en el mar, con otra de esas misteriosas ciudades: tras explorar una ciudad, descubren que los edificios no tienen puertas y ventanas visibles.

 

La fría y dormida nave Rama empieza a despertar pronto. Los 3 valles resultan ser grandes proyectores de luz alargados que se encienden lentamente para iluminar el interior de la nave y el congelado mar, recibe el calor del Sol que se filtra desde la parte exterior hacia dentro de la nave, se deshiela con gran estruendo, cuando el agua de abajo se licúa ocupa menos espacio y la capa de hielo superficial queda en el aire, hasta que se fractura y cae sobre el mar debajo. En este mar, se da un proceso acelerado en el que una legión de microorganismos generan gases adecuados para una atmósfera respirable (también para los humanos) Rama parece estar ya en marcha, aunque su propósito es desconocido.

 

Aunque construyen una balsa para alcanzar y explorar la isla del mar, les resulta imposible llegar a la otra orilla, porque la altura de la tierra en esa orilla del mar en ese lado es de medio kilómetro. Sin embargo, uno de los tripulantes, mediante un ultraligero que llevaba en su equipaje para un nuevo deporte en la gravedad lunar, se ofrece voluntario para cruzar Rama a través de su eje, donde no hay gravedad. Al llegar al otro lado, puede explorar un gran pináculo que sale de la otra base del cilindro, rodeado simétricamente de otros seis menores. Llegan a la conclusión de que es el sistema de propulsión de la nave. Este parece activarse repentinamente mientras el tripulante lo sobrevuela, y una de las descargas eléctricas que saltan entre los pináculos lo alcanzan, obligándolo a aterrizar en la orilla inaccesible de Rama.

 

En ese otro lado, la superficie de Rama está parcelada en muchos cuadrados con objetos y diseños diferentes, y finalidades totalmente desconocidas. En ese lado, el joven se encuentra con un gran robot que recoge los restos de su aparato y los tritura, pero parece no prestarle atención a él. Sus compañeros usan la balsa para ir a recogerle, lo cual implica que él ha de saltar el acantilado hasta el mar.

 

Tras regresar a la orilla conocida del mar, se encuentran en ella con un nuevo tipo de robot más pequeños y con simetría axial triple (lo cual, como ya han advertido, es un rasgo general de Rama), que tampoco les prestan mucha atención. Dado que al encenderse los motores de la nave, esta ha cambiado su rumbo para acercarse más al Sol, la tripulación decide ir alejándose. En esta parte de la historia, además han de desactivar un misil nuclear lanzado por el gobierno de Mercurio por considerar que Rama podría ser una amenaza para el planeta Tierra. Antes de abandonar la misteriosa nave logran entrar por la fuerza a uno de los edificios, que no tenían puertas y ventanas: en su interior, descubren una especie de computadoras y banco de datos, con modelos tridimensionales de objetos, robots, y quizá de seres vivos, que presumiblemente está listos para ser generados y puestos en Rama, aunque eso nunca llega a ser visto en la novela.

 

Una vez abandonada la nave, observan como el asteroide artificial se acerca peligrosamente al Sol para, aparentemente, aprovisionarse de energía (tomándola directamente de la fuente). Después de esto, contemplan asombrados como Rama, sin prestar mayor atención a la especie humana, que ingresa al sistema y es utilizado sin otro objetivo, pone rumbo de nuevo al espacio profundo, a otras estrellas, para desaparecer de la vista de los tripulantes a una gran velocidad. Todo parece haber terminado para la tripulación en su misión de exploración, pero la reflexión final de un científico es que los Ramanes (como se les llamó a los hipotéticos constructores) lo hacían todo por triplicado, lo cual predispone a pensar que dos naves más estarían por venir en el futuro.

"Cita con Rama" Arthur C. Clarke

SKU: 0014
3,40 €Precio
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